En circunstancias normales las parejas se amoldan y no surgen los conflictos, pero cuando se dan circunstancias importantes de cambio los conflictos aparecen, es decir, situaciones estresantes como:
- Cambios laborales tanto negativos como positivos: ascensos, despido, jubilación.
- Enfermedades
- Problemas económicos
- La paternidad/ maternidad
- Cuando los hijos se van de casa o simplemente se hacen mayores y dejan más tiempo libre a la pareja.
Todos, positivos y negativos, son fuentes de estrés que exigen a la pareja poner en marcha sus habilidades de comunicación y de resolución de conflictos, además de la motivación para mantenerse juntos y la capacidad de reconocer las debilidades delante del otro y que el otro las reciba sin castigarlas.